Gracias Dios y virgen de la Candelaria, por escuchar las plegarias y rezos de tantas personas ajenas a los mineros, de sus familias y amistades; por permitirnos ver la existencia de tanto coraje, esperanza y añoranza ante tantos limitantes, que nos hacían presenciar la angustia e incertidumbre de no saber lo que pasaba en pleno vientre de la tierra desértica; pero gracias a la Fe que demostraban, independiente de su religión, nos vimos unidos por un sólo propósito, que se cubría con un manto de Fortaleza, tal propósito fue encontrar a las "33 lucecitas" sanos y salvos.
Independiente de la forma en que se dió todo, por los medios de comunicación, por políticos; lo relevante en esto, fue la unión de todos para que las "33 lucecitas" pudieran volver a iluminar, no en un espacio de piedras y tierra esparcidas por todo su alrededor, sino, un espacio donde se siente y respira amor en la gente, como es mi gente de Copiapó y que ahora solidarizaron personas de todo el mundo ...
Que maravilloso es Solidarizar y Agradecer ante alguna adversidad tan grande como fue esta.
"Dar la mano a otro que lo necesita, enriquece el alma y hace latir más fuerte el corazón".
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