Cuando un armadillo invitó a su amigo camaleón a su hogar, este último se encontró con miles de especies, fue tanto su asombro que no lo podía disimular, estaba fascinado de tanta maravilla junta... era como entrar a otro mundo... no sabía con qué se iba a encontrar, pero cada cosa y rareza que veía le entraba más curiosidad a su andar. Armadillo invitó a su amigo camaleón a su hogar, sólo por el motivo de que camaléon cambiaba sus colores cada vez que demostraba algún sentimiento y porque, por cierto lado, sentía que algo le faltaba a su vida, esto a armadillo le llamaba mucho la atención, era muy atrayente para él, como lo eran todas las rarezas de su hogar; mientras observaba a su amigo camaleón como iba cambiando los colores de su piel, y muy seguidos por lo demás, azul, fucsia, verde, amarillo, morado, etc., armadillo con su estampa de sensatez y paciencia absoluta, le preguntó:"¿Por no te pones negro?... Camaleón, con su cabeza metida en una de las tantas rarezas que habitaban el hogar de su amigo, la sacó muy despacio y de manera sigilosa, al escuchar la pregunta; Armadillo, espero con paciencia la respuesta, hasta que camaleón le respondió, "porque, no siento amarguras ni tristezas, tampoco odio ni rencor, es por eso que no me pongo negro", al escuchar esto, armadillo algo pensativo y con confianza dijo: "Me encantaría no sentir amarguras, porque hacen mal para el corazón y el alma, que es lo más frágil que cualquier especie pueda tener"; camaleón con algo de lástima, pero a la vez, estima, le dio un brote de aliento, diciendo," No pongas tu mente ni corazón en negro"; Armadillo no podía más de la emoción, se sentía sensible y vulnerable, mientras camaleón terminó diciendo: "Envuelve siempre tu mente y corazón con colores vivos y sensibles para que te ayuden ver el camino con más armonía y felicidad, así tu alma encontrará el equilibrio que has de necesitar a lo largo de tu vida "; armadillo le dio un abrazo estrecho y extenso a su amigo, mientras éste se llenaba de colores infinitos.
Armadillo observó cómo desde el patio trasero de su casa, caían las aguas cristalinas de una pequeña cascada, lleno de naturaleza a su alrededor y mariposas que deslumbraban con su belleza; orgulloso se sentía de contemplar tantos colores que irradiaban una paz tan grande que llegó hasta su alma; mientras tanto, su amigo camaleón, seguía su camino por los alrededores de la casa, asombrándose cada vez más por cada rareza que veía y colocándose de mil colores a la vez.
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